Desde siglos atrás, las personas han analizado el vuelo de las aves y anhelaban imitarlas, pero no tenían la habilidad de hacerlo. La lógica dictaba que si los pequeños músculos de las aves pueden levantarlos en el aire y sostenerlos, entonces los músculos más grandes de los humanos deberían facilitar la hazaña. Nadie conocía nuestra compleja malla de músculos, tendones, corazón, sistema respiratorio y dispositivos similares a los flaps de las alas, la curvatura variable y los spoilers de los aviones modernos que permitían volar a un pájaro. Aún así, miles de años e innumerables vidas se perdieron en intentos de volar como pájaros.